Catedral de Milán

La construcción de la Catedral de Milán comenzó en 1386 y finalizó en 1965 y fue construida en el mismo lugar donde se encontraba desde el siglo V la Basílica de Sant'Ambrogio, a la que se añadió la Basílica de Santa Tecla en el año 836. y que fueron destruidas por un incendio en 1075. La construcción de la Catedral de Milán se inició bajo el mando de Gian Galeazzo Visconti con el objetivo de renovar la zona y celebrar la política de expansión territorial de los Visconti.
La construcción de la catedral se llevó a cabo durante cinco siglos durante los cuales varios arquitectos, escultores y artistas aportaron su contribución profesional a la famosa "Fabbrica del Duomo", institución compuesta por 300 empleados dirigidos por el arquitecto Simone da Orsenigo. Galeazzo concedió a la Fabbrica el uso exclusivo del mármol de la cantera de Candoglia y la eximió del pago de impuestos.
En 1389 el francés Nicola di Bonaventura fue nombrado arquitecto jefe, lo que le dio a la catedral una fuerte impronta gótica. Así el exterior de la Catedral está revestido de mármol blanco rosado, al igual que la parte superior, que culmina en una infinidad de pináculos y torres coronadas con estatuas que contemplan la ciudad. Giuseppe Perego esculpió en 1774 una estatua de cobre dorado que se colocó en el punto más alto del templo y que se conoce como la Madonnina, que se ha convertido en el símbolo de Milán.
Este impresionante proyecto ha dado lugar a una obra arquitectónica única, que fusiona el estilo gótico internacional con la arquitectura tradicional lombarda.